23/abril/2015
13:45
Mientras caminaba sin un rumbo
específico, con los audífonos puestos dándome la mejor música, un libro en mano
llevándome a los mejores mundos, y fijándome que no vaya a tropezar mientras
continuaba mi camino; algo definitivamente inusual me ocurrió, parecía que todo
el mundo a mí alrededor se detuvo, el reloj se paró, mi respiración era lo
único que podía escuchar, la música quedó en pausa, el cielo con el sol que me calentaba
se volvió transparente, y ese instante fue eterno.
No estaba segura de lo que
pasaba, pero me gustaba poder tener la oportunidad de vivirlo. Para que tenga
sentido lo ocurrido debe saberse de antemano que he sido fanática de los libros
desde hace ya mucho tiempo, tal es así que veo el mundo como si fuera uno, y en
los últimos meses he evadido llegar al final de este libro. Hasta que un día
deseé empezar otros que narren mi historia, pero aún no me había decidido a
hacerlo. E imagino mi vida como si alguien la estuviese leyendo, pero esa
persona debía ser muy mala lectora, porque se demoraba demasiado en un simple
capítulo, y quería hacer lo posible o imposible para que ella acabase pronto,
no sé, para darle un cursillo de lectura rápida o algo semejante. Sí algo
parecido al “Mundo de Sofía”, aunque prefiero pensar que se parece a Bastián en
Fantasía, en “La historia sin fin”.
Volviendo a ese momento inusual
en mi vida, me sentía intrigada, no había miedo, pero si curiosidad, esas ganas
inmensas de saber qué está pasando, y cómo entro yo en todo esto. Entonces sentí
la brisa del viento en mi cabello, cerca al oído, como si me susurrara algo, de
hecho lo hizo, y fue por eso que instantáneamente alcé mi mirada al cielo ya
transparente.
Él estaba sentado en un
escritorio de madera, pero la madera parecía cristal porque podía verlo, sobre
el escritorio había una máquina de escribir, justo en el centro, que Él estaba
usando, y escuchaba claramente el sonido de las teclas al ser impresas sobre el
papel, además en el extremo izquierdo había un bote de tinta con su respectiva
pluma, y papel pergamino justo a lado, y no podía faltar la jarra de café en el
lado derecho del escritorio y su taza que la llenaba cada vez que era
necesario, cerca de su mano derecha.
Él tenía el cabello hasta la
altura del hombro de color blanco, pero no era albino ni representaban canas,
era un blanco con brillo, del mismo color de su barba y bigote, me sorprendió
que llevaba un estilo muy bueno en su barba, se veía bien; sus cejas eran bien
delineadas y pobladas al igual que sus pestañas, sus ojos se veían a través de
unos lentes redondos sin marco y completamente pulcros, eran de color negro con
un tinte miel, una mezcla que jamás había visto, su perfil era perfecto ya que
tenía la mejor nariz que he visto, y sus labios de color entre rosa y rojo, formaban
un corazón, y tendía a moverlos al ritmo de lo que escribía, eso me gustó, sus
manos eran firmes de tez canela, y como tenía arremangada su camisa a cuadros
tipo granjero, podía ver sus brazos, para nada era lampiño.
Hizo una pausa a la escritura, y
tomó un sorbo de café, en ese momento pude percibir tan gran aroma, y una vez
más, como nunca antes lo he olido. Estaba tan metido en su escrito que parecía
no haber notado que yo lo podía ver, se limpió el bigote de las marcas que
aquel sorbo le había dejado, y continuó, era rápido al mecanografiar, y de
seguro era algo divertido lo que escribía, porque de vez en cuando sonreía,
hasta en momentos se reía a carcajadas,
no he oído en mi vida una risa más amena, más contagiosa que la de Él.
Entonces dejó la máquina de
escribir a un lado, y tomó la pluma, no podía entender lo escribía pero su
caligrafía era hermosa, esa que te relatan en los cuentos antiguos, mejor aún;
al dejar la pluma en su sitio, por una torpeza, o tal vez con intensión derramó
la tinta sobre el escritorio, y fue como si el cielo se nublara, ya no podía verlo,
pero escuchaba su risa, al parecer eso a Él le causo gracia, escuché también como
salpicaba agua sobre el escritorio, y vi como lo limpiaba con una franela, mis
ojos hacían el recorrido que su mano llevaba por el ahora nítido escritorio de
madera cristal, cuando paró regresé a verlo, quería saber que iba hacer. Y fue
justo ahí que entendí que estaba equivocada, Él sabía que estaba viéndolo, me
miró directo a los ojos, y jamás podré explicar con exactitud lo que en ese momento
sentí, creí, viví.
Un calor recorrió mi cuerpo no
tenía principio, no tenía final, pero comenzó, su mirada era profunda como si
supiera más de lo que yo sé, como si me conociera sin tiempo, y yo me pude ver
reflejada en sus ojos, y flotaba, o ¿solo tuve la sensación de hacerlo?, me
sentí dichosa de que sepa que estoy aquí viéndolo, y al mismo tiempo tuve
vergüenza de que sepa que estoy aquí viéndolo, y Él como entendiendo lo que sentía,
pensaba, o decía, me sonrío y me hizo una seña de “Espera”. Realmente aunque no
me lo hubiese pedido, me hubiese quedado ahí, no había otro lugar en el que
quisiera estar.
Mientras esperaba noté que el
escritorio se había movido, porque pude ver un ángulo diferente de la
habitación, parecía una biblioteca personal, llena de libros, empastados a la
antigua, y el viento volvió “¿Te gusta?”, eso fue lo que susurró esta vez, en
respuesta solo pude mover mi cabeza enérgicamente de arriba-abajo, Lo supuse. -respondió,
no con palabras audibles, sino con pensamientos palpables, ahora más que nunca,
nada tenía sentido, y eso me agradó.
Se sentó de nuevo y acabó de
escribir en el papel pergamino, esperó a que secase, y dio la vuelta al papel
para que pueda leerlo. Yo no podía creer que ese ser tan magnífico me estaba
dando la primicia de uno de sus escritos, era algo emocionante, un momento
perfecto en todo lo que eso puede conllevar, y lo leí con detenimiento,
sabiendo que cada palabra podía transformarme, y ya que no puedo mentir, diré
que me desilusioné un poco al leerlo.
Él tuvo que entender mi
decepción, ya que apenas acabe de leerlo sonó “Espera”, así que volví a verlo,
una vez más volvió a la máquina de escribir, colocó la hoja que había leído,
volvió a tomar un sorbo de café, se limpió el bigote, y empezó a teclear de
nuevo. Yo volví hacer exactamente lo mismo que al inicio, y me fijé de nuevo en
cada detalle del escritorio, de la habitación, de Él, y al llegar a ese “tic”
que tiene de mover sus labios mientras escribe, y aunque ya lo dije, ¡me
encanta!; pude entender lo que decía, es decir encontré la manera de saber lo
que escribía. Me sentí realizada en ese momento.
<<Y mientras ella volvía hacer el mismo recorrido, de la misma manera en que lo hizo cuando me vio por primera vez hoy, y se fijaba una vez más en cada detalle de mi mesa, del cuarto en el que estoy, cada detalle mío, volvió a esbozar esa sonrisa cuando notó que muevo mis labios al escribir, pero fue más asombrosa su reacción cuando comprendía cada palabra que escribo.
Sin embargo me deleitó aun más, cómo la sorpresa se reflejaba en su ser, cuando por fin entendió el significado de aquellas palabras que le hice leer “TOMO II”, y su decepción se fue al instante.
Justo en ese momento notó que la estaba viendo, y sus lágrimas empezaron a brotar sin que ella lo sepa, y una sonrisa desde lo más profundo de sí nacía. Y el cielo volvía a su color, y el reloj empezaba a marcar los segundos, y su música empezaba a sonar a lo lejos, sin embargo a través del tiempo, mientras continúo escribiendo ella recordará como pudo verme, y todo lo que esta mañana entendió, conoció, amó y aceptó.
Y mientras todo volvía a la normalidad, el viento volvió a jugar con su cabello, y sin duda alguna supo lo que le susurraba por tercera vez “ESPERA”>>
Por un efímero instante todo se
borró de mi memoria y continúe caminando con cuidado de no tropezar, leyendo y
escuchando mi música. Y mis ojos empezaron a llorar y en mi boca se dibujó una
sonrisa, como si todo mi ser sonriera, y noté que me estaba viendo, y esa voz
dulce del viento está plasmada en mí, cada día, cada hora, cada momento, la
vuelvo a escuchar, y es más refrescante que el agua
“ESPERA”
Que lindo... creo que ya comenzó el tomo 2 de tu vida... solo permite que narre aún las partes que quisiéramos editar para no generar vergüenza. Esas son las mejores donde ÉL se glorifica de mabera sorprendente.
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